jueves, 20 de diciembre de 2007

23 de Diciembre. ¡ Es tu cumple, Ana!.

Por la oscura calle, cuando tu dormías;
en la fría noche buscaba tus ojos;
dudas imposibles de bellos antojos...,
viendo tu hermosura, al nacer el día.

Pasión soñada en afán eterno
por unir las almas, en lazo apretado,
destino sublime de dudas preñado...,
son ríos de dicha en amor terreno.

Cuando en mi tristeza se abrieron tus ojos;
de nuevo a la vida volvió mi alegría...,
dichoso y turbado mi ser sentiría,
al volver a verte, un dulce sonrojo.

Con nuestros besos, Ana.
Disfruta de tu día y de tu familia.
Emilio.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Al hilo de mis huellas



AL HILO DE MIS HUELLAS
perseguí tu imagen
acotando miradas
vacío insomne.

La mar dejó cenizas,
naufragios, astillas.
No hubo espumas
ni horizontes.

El sol lanzó quejidos
envió su luz,
ya cegadora.

Incendió la arena,
consumió los restos
y dejó la playa limpia
a la nueva vida.

© AIHG
Marzo 2006

jueves, 22 de noviembre de 2007

¡ Al fin, llegó la dicha!.

Es placer ver tu nombre en los papeles;
sinfonía de belleza son tus letras,
¡al fin ! con tu arte nos penetras
el alma, que en tu ausencia ya nos dueles.

Ese mar que tus versos han mostrado,
-yo diria que su cara es sonriente-,
debe estar muy seguro y complaciente
al sentirse de tu cara enamorado.

La blanca espuma de ese mar salado
sera testigo y fiel acompañarte,
de tus ojos, que felices, lo han mirado.

No es mi afan el tratar de enamorarte
pretendo ser amigo deseado,
solo un beso, Anahis, he de mandarte.


Emilio.

¡ Bien, Ana !, no nos dejes.

Anahis..., ¿estas ahi ?.

Hace tiempo que no leo de tu pluma,
no sabemos en tu vida lo que ocurre
y nos gusta, aunque sea que te aburre
el ver tu mar lleno de su espuma.

Esperamos sentirte en compañia
de tus gentes feliz y bien amada,
y seras la persona afortunada
con cariño celebrado, dia a dia.

Cuentanos algo, Ana.
Con nuestros recuerdos y besos.

Emilio.

martes, 20 de noviembre de 2007

Me educaron para ser


ME EDUCARON PARA SER

una niña buena:

atenta y respetuosa,

sincera, agradable.

Sin elevar el tono.

Siempre dispuesta,

amable y sonriente,

trabajadora, estudiosa.

Sabiendo cocinar,

poner bien una mesa,

ceder el paso,

mantener la puerta,

no hablar sin permiso,

y sentarme sin abrir las piernas.

Me formaron para ser

una linda señorita:

dispuesta a complacer,

cariñosa y sonriente,

a mal tiempo,

buena cara.

Elegir el hombre adecuado

y - hasta que la muerte

nos separe - no separarnos.

Buena madre,

mejor esposa,

querer, querer,

sin tasa, sin medida,

sin pensar en ti,

sin pensar....

Pero no me enseñaron,

que la vida es un vaivén.

Que hay escaleras

sólo de bajada.

Que hay puertas

cerradas por fuera.

Que hay sacrificio

con poco fruto.

Tuve que aprender

a doblar largas esquinas,

buscar la luna en la noche,

ir descalza por la arena,

perseguir estrellas,

olvidar los sueños

y sentir,

sentir,

sentir

que la soledad era esto.

© Ana I. Hernández Guimerá – Marzo 98