martes, 20 de noviembre de 2007

Me educaron para ser


ME EDUCARON PARA SER

una niña buena:

atenta y respetuosa,

sincera, agradable.

Sin elevar el tono.

Siempre dispuesta,

amable y sonriente,

trabajadora, estudiosa.

Sabiendo cocinar,

poner bien una mesa,

ceder el paso,

mantener la puerta,

no hablar sin permiso,

y sentarme sin abrir las piernas.

Me formaron para ser

una linda señorita:

dispuesta a complacer,

cariñosa y sonriente,

a mal tiempo,

buena cara.

Elegir el hombre adecuado

y - hasta que la muerte

nos separe - no separarnos.

Buena madre,

mejor esposa,

querer, querer,

sin tasa, sin medida,

sin pensar en ti,

sin pensar....

Pero no me enseñaron,

que la vida es un vaivén.

Que hay escaleras

sólo de bajada.

Que hay puertas

cerradas por fuera.

Que hay sacrificio

con poco fruto.

Tuve que aprender

a doblar largas esquinas,

buscar la luna en la noche,

ir descalza por la arena,

perseguir estrellas,

olvidar los sueños

y sentir,

sentir,

sentir

que la soledad era esto.

© Ana I. Hernández Guimerá – Marzo 98




5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno Ana, ya veo que lo has consguido.
Bienvenida a tu nuevo blog.
Espero que te sientas muy muy cómoda con nosotros y que seas muy feliz y nunca te sientas sola.
Un besazo y gracias por este triste y delicado poema.

Narci

Ana Hernández Guimerá dijo...

Como siempre te digo, mi niña linda, gracias a ti por estar siempre tan pendientes de tod@s.
Si no fuera por Lili y por ti este rincón no existiría.
Besos con lluvia

Anónimo dijo...

Hola Ana; ahora te tendremos mas cerca. Si necesitas arroz, azucar...lo que sea, ya a mi puerta.
Un beso.

Emilio.

Anónimo dijo...

Qué buenos vecinos tengo, es una suerte estar por este rincón.
No dudes que llamaré a tu puerta con la menor disculpa.
Más besos

Anónimo dijo...

He vuelto a leer este poema tuyo, Anais. Me ha parecido aun mas bello, que la primera vez que lo hice..., ¡cuanta verdad y sabiduria encierran tus palabras!;
¡...la vida da y quita, tantas cosas!.
Mi mano te espera.
Emilio.